
Hace mucho que deje atrás las clases de matemáticas pero debo reconocer que hay cosas que me dejaron huella para el resto de mi vida. En multitud de ocasiones me vienen a la mente conceptos, razonamientos y desarrollos que, sin duda, están íntimamente relacionados, con los principios más básicos del cálculo, la geometría o la resolución de problemas. Será una cuestión de mentalidad cuadriculada, o quizá, un simple truco mental para explicar las cosas que me rodean.
De entre todas las reglas y propiedades a las que recurro en multitud de ocasiones, hay una que siempre me ha llamado la atención. Aquella que a todos nos enseñaron sobre el producto de números naturales. Ya sabéis: Más por más es más. Más por menos es menos y menos por más es menos.
Hasta ahí, todo tiene sentido, pero ¿Qué me decís de esa parte que nos decía que el producto de dos números negativos daba como resultado uno positivo? ¿No os parecía mágico pensar que menos por menos daba más? A mí sin duda me cuestionaba muchas cosas y no fue hasta tiempo después cuando entendí la sencilla lógica que escondía tan simple regla. Una lógica que para el patrocinio deportivo tiene también una clara aplicación.
Para todos los que en algún momento nos hemos visto inmersos en la necesidad de adquirir derechos de patrocinio para después activarlos en pos de una hipotética consecución de nuestros objetivos, la primera variable que hemos tenido en cuenta ha sido siempre el presupuesto con el que contábamos. Podemos hacernos trampas y decir que no es así, que antes de eso miramos las prioridades estratégicas de nuestra compañía, la adecuación de los públicos objetivos o incluso las afinidades que podemos encontrar en nuestro comité de dirección.
No es verdad.
Lo primero que analizamos cuando realmente queremos dar el paso es el presupuesto con que contamos en ese momento. La razón es muy simple. Si tenemos presupuesto tenemos capacidad de acción. Si no tenemos, o lo conseguimos a través de múltiples presentaciones y argumentaciones, o tendremos que esperar a mejor ocasión para poder poner en marcha nuestros planes. En este sentido, la regla de los signos funciona perfectamente. Cuanto más presupuesto, más capacidad de elección, más posibilidad de activar, más gasolina para comunicar y por tanto, más facilidad en conseguir resultados. Cuando hay presupuesto lo normal es que MAS x MAS siempre de MAS aunque sé que muchos de los que estéis leyendo este post seguro que en este momento estáis levantando las cejas pensando. “Bueno esto es obvio pero quizá no es lo importante porque lo que realmente marca la diferencia es la efectividad de nuestras acciones y la rentabilidad que le sacamos a cada euro invertido” Cierto. No lo voy a discutir. Más elevado a más tiene en todos los casos un resultado igual o superior a más por más. Pero eso no invalida mi reflexión. Partiendo de un presupuesto mayor tus posibilidades de alcanzar más impactos y más resultados es objetivamente superior.
Lo que pasa es que en la realidad no siempre contamos con todo el presupuesto que querríamos. No todas las compañías pueden dedicar cientos de millones para patrocinio, ni diversificar riesgos acaparando las mejores propiedades deportivas (no hace falta que de ejemplos pero todos sabemos que estas situaciones están ocurriendo con los grandes players de la industria). La mayoría de las compañías en España o no patrocinan o cuentan con un presupuesto reducido para llevar a cabo sus estrategias de patrocinio. Es decir, su producto parte siempre de MENOS presupuesto, haciendo por tanto que el resultado final dependa sobre manera de esa segunda variable que, esta vez sí, es accesible a todas las compañías en la industria (grandes, medianas y pequeñas): Tu decisión sobre los puntos de actuación, las propiedades donde te concentras, los momentos en los que realizas tu esfuerzo de comunicación.
Esta segunda variable es la que te permite conseguir un resultado idóneo en tu política de patrocinio pues considerando que el presupuesto es algo con lo que por definición siempre estamos en negativo, debemos ser muy efectivos en todos estos elementos de activación y desarrollo.
De este modo, si partes de un presupuesto MENOS y no eres capaz de concentrar tu esfuerzo en un territorio, propiedad o incluso concepto y así elegir los momentos adecuados para comunicar, activar o promocionar, el resultado de tu producto de patrocinio siempre dará MENOS.
Por el contrario si eliges MENOS territorios, dispersas MENOS tu esfuerzo de comunicación, dedicas MENOS tiempo a proyectos inalcanzables y en definitiva, reduces tu visión a un único y concentrado punto de foco, el producto final será tan positivo que para próximos ejercicios quizá hasta no te preocupes tanto por el presupuesto que te asignan. (Permitidme la licencia de exagerar para poder fijar bien el concepto. Nadie desea que le asignen menos presupuesto…)
PREGUNTA: ¿Qué ocurre con las empresas que teniendo MAS presupuesto, eligen menos territorios y concentran el foco de comunicación? Pues que por arte de birlibirloque rompen con la regla de los signos y ofrecen un resultado totalmente positivo. Incluso el mayor de todos. ¿Por qué? Pues simplemente porque la variable que más importa en esta ecuación es la que depende de nuestra capacidad de enfocar, seleccionar y apostar por momentos y territorios determinados. Ahí se mide la valía de los y las profesionales del patrocinio. Ahí es donde se juega nuestro verdadero partido.
CANCIÓN
Solo es feliz si está bailando. Solo es feliz si hace lo que le gusta. No importa el dinero, importa el enfoque.